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sábado, 2 de agosto de 2025

La vainilla, lo natural y lo artificial

Por muy imaginativo que algo sea, tuvo que haber partido de algo real...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 01/08/2025
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Foro
En estos tiempos ya casi nada escapa a ser artificial. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

En aquel verano de 1967 hubo que poner límites a la cantidad de estudiantes de la Escuela Secundaria Básica Carlos Echenagusía Peña de Trinidad que aspiraron a participar en un viaje recreativo de verano hacia Santa Clara.

Tan abrumador fue el número de quienes quisieron participar, que para evitar el masivo descontento, hubo que anunciar otras próximas salidas como parte del plan vacacional de las organizaciones estudiantiles del centro.

El camión hizo el trayecto de unos 170 kilómetros con pasajeros que no dejaron de hablar del destino del recorrido: el Coppelia de Santa Clara inaugurado poco antes, el 14 de febrero del 1967, en saludo al 14 de febrero el día del amor y la amistad.

Ya se tenían noticias del de La Habana, pero esta inesperada posibilidad llenó de emociones a una muchachada que por vivir cerca de la playa, no sentía el mismo atractivo por los baños en el balneario Ancón por muy famoso que fuera.

Entre los temas de conversación estaban los sabores, de los cuales ninguno lo había probado en la marca Coppelia, pues nadie había estado en el del capitalino L y 23, pero hablaban con las experiencias de los helados locales y los durofríos.

Una vez en la heladería, al bajar del vehículo, la algarabía fue calmada por los organizadores del viaje pidiendo cordura y que no se comportaran como guajiritos indisciplinados en la ciudad entonces capital de una enorme provincia llamada Las Villas.

Después de tantos años se olvidan los detalles, pero ya es difícil recordar la cantidad de sabores y variedades pedidos, salvo la Ensalada porque eran cinco bolas entonces muy grandes, y que tenían la ventaja de incluir más experiencias al paladar.

Cuando escuchamos el de vainilla, los más curiosos dijeron que existen fresas, mangos, chocolate, naranja, piña y se extraen o derivan de esas frutas, pero que no había ninguna llamada vainilla, por lo cual lo consideraron totalmente artificial.

Efectivamente, en estos tiempos no solo los helados industriales, sino que ya ni los artesanales escapan de no usar ingredientes naturales para satisfacer el paladar y no faltan quienes a una sopa de gallina le agregan polvitos saborizantes de pollo.

Pues al cabo de tantos años, y al recordar aquella primera vez en un Coppelia que fue el de Santa Clara, averiguo que el sabor de vainilla natural proviene de la vaina de una orquídea tropical, por tanto vainilla de vaina.

El sabor se origina en esas vainas naturales, pero seguramente debido a su producción limitada y costo elevado, como en la mayoría de los casos, se obtiene hoy a partir de compuestos artificiales o sintetizados en laboratorios.

Hay otra versión del origen de ese sabor, pero quedará para otro viernes de El Foro, porque terminamos en esta ocasión con que también la inteligencia artificial partió de la natural, y ante ella muchos se comportan como al encontrar el helado de vainilla.

Abundan más los que prefieren la fresa y el chocolate, o la naranja y la naranja piña antes que la vainilla, pero esta última sigue existiendo como mismo se abre paso la IA que de manera muy inteligente se está posicionando como una herramienta imprescindible para trabajar más y mejor.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.


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