Mariana Hutchinson Siemers, violinista, pedagoga y fundadora del estudio Yukali, es la líder de este proyecto que, desde hace tres años, va más allá de la simple enseñanza artística no formal. Para ella y su equipo, la creación colectiva no solo es un ejercicio para estimular la creatividad, sino una herramienta para abordar temas sociales cruciales, como la comunicación inclusiva, la no violencia y la eliminación de la discriminación.
La joven emprendedora reconoce la posibilidad de integrar la mirada ambientalista en los procesos orgánicos y creativos que surgen en los talleres. El enfoque de Yukali es holístico. “Consideramos el trabajo colectivo desde una visión que integra a la comunidad y sus entornos”, explica Mariana.
En estos espacios, niños y adolescentes participan en procesos continuos que buscan generar un impacto profundo, trabajando no sólo en la producción artística sino en la construcción de comunidad.
Aunque estos talleres han rotado por distintos lugares como la sede del Proyecto Akokán, en Los Pocitos (Marianao), A+ Espacios adolescentes, en el Centro Histórico habanero, una escuela de oficios en Centro Habana y o el parque Hábitat, de El Vedado, Yukali apuesta por la constancia para generar cambios sostenibles.
Compromiso personal con la sustentabilidad
La música y las artes visuales son ejes centrales de este proyecto, donde el reciclaje y el uso de materiales reutilizables son comunes. Mariana cita como ejemplo el empleo de galones donados por el líder del proyecto Hábitat para fabricar instrumentos de percusión.
“En el ámbito personal somos reutilizadores y recicladores. En el proyecto La Mina (Centro Habana) nos conocen porque siempre estamos separando residuos, aunque tenemos limitaciones de espacio en casa”, comenta Mariana y advierte que en La Mina también pueden recoger materiales para sus proyectos y necesidades cotidianas.
El equipo de Yukali se desplaza mayormente en bicicleta, lo cual refleja un estilo de vida coherente con el cuidado del medioambiente y la movilidad sostenible: “Somos bicicleteros a muerte”, dice Mariana, señalando cómo este medio de transporte se ha convertido en otro símbolo de su compromiso social y ambiental.
Unión creativa que transforma la vida en Los Pocitos
Como resultado de las sinergias con Akokán, el Proyecto Yukali ha llevado adelante diversas acciones culturales y comunitarias en Los Pocitos con el propósito de involucrar a niñas y niños del barrio en la creación e interpretación de historias sobre su entorno.
En esa comunidad desfavorecida de Marianao han impartido talleres donde las infancias expresan sus sueños mediante narraciones, dibujos, sonidos y movimientos corporales. Estas actividades sentaron la base para que artistas visuales, músicos y teatrólogos reinterpretaran las ideas de los infantes.
De esa forma vio la luz un performance que narra la transformación del parque Inua, un espacio comunitario, que nació donde antes había un basurero, gracias a la colaboración entre el Grupo Finca y el Proyecto Akokán.
En el taller trabajaron sobre la temática del “crecer” y los niños plasmaron su visión del crecimiento a través de tres elementos: personas, plantas y personajes. Esos dibujos colaborativos luego se tradujeron en un mural denominado “Ojos Guardianes”, que finalmente se emplazó frente a la sede de Akokán y fue pintado por la brigada de pintores “Yukalikán”.
La conjunción de música, teatro, artes visuales y la participación comunitaria se puso en escena en una jornada especial donde no faltaron la alegría colectiva y los alimentos ligeros para reafirmar al proyecto como un espacio vivo y un oasis verde en medio del barrio.
Este proceso creativo y comunitario apunta a fortalecer la identidad local, transformar espacios públicos y promover la participación activa de las nuevas generaciones en la construcción cultural de Los Pocitos.






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